sábado, 27 de marzo de 2010

Sobre las horas en educación física y el futuro de la escuela

Sobre las horas de Educación Física y el futuro en la escuela.
O ¿Qué diría el sabio Salomón (y la verdadera madre)?
Rodolfo Rozengardt, ISEF Ciudad de General Pico

Cuenta la tradición judeocristiana que el Rey Salomón tuvo que intervenir como juez en una disputa entre dos mujeres. Ambas se arrogaban la maternidad sobre un niño. Como en esa época no contaban con el recurso del ADN, el Rey les propuso partir al niño y que cada mujer se quedara con un trozo del pequeño. Una de ellas pudo reparar en la integridad del niño y, mediante su renuncia, finalmente fue reconocida como la verdadera madre. De ese modo el niño gozó de una vida digna. Si la sabiduría pudiera dirigir nuestras acciones, seguramente en la discusión curricular no prevalecerían las posiciones de fuerza ni las miradas o intereses sectoriales, sino ante todo nuestros niños, su presente y su futuro.

La discusión acerca de la cantidad de horas que debería ofrecer la escuela a los estudiantes se ha instalado últimamente en el espacio público. Se podría transformar este asunto en un interesante debate a condición de: abordarse en el contexto del mejoramiento de la escuela como un instrumento social que ayude a una más justa distribución de los saberes públicos; implicarse como parte del problema, superando la demanda a los otros como única estrategia para pasar a la posición activa de ofrecer alternativas superadoras; relacionar esta problemática con el conjunto de las políticas públicas y poner en el centro las necesidades de los niños.
En el ISEF de La Pampa, (como en otras instituciones formadoras), hemos venido dando batalla para jerarquizar la presencia de la Educación Física en la escuela y en el espacio público, tratando de contrarrestar las tendencias mercantilistas que han invadido el campo (y la vida en general). El Congreso de Educación Física Escolar realizado en junio último (ver artículos sobre el tema), ha puesto en el centro la necesidad de debatir seriamente estos asuntos. Los números anteriores de La Pampa en Movimiento han venido reflejando diferentes iniciativas para las políticas públicas, así como propuestas didácticas para fortalecer la enseñanza. Hemos participado también en las ocasiones en que nos han convocado a debatir desde el Ministerio de Educación, junto con las otras entidades representativas de nuestro sector. Cumpliremos 20 años con el compromiso de construcción de una propuesta pedagógica sólida, que conmueve esquemas autoritarios de épocas pasadas. En la dinámica propia del campo convivimos con otras visiones y posiciones, intereses y compromisos. Algunos de ellos, abogan por una Educación Física en la que impera el abandono de la función de enseñanza, la escasa participación del profesor en la vida de las escuelas, por considerarse diferente de los demás docentes, entre otras características.
Las propuestas activas en defensa y en demanda de derechos, requieren de posicionamientos, comprometen a los actores, generan adhesión y resistencia. No nos anima la “jerarquización” de la Educación Física como una aspiración sectorial o para mejorar el posicionamiento de los actores de nuestra profesión, nos importa la vida de nuestros niños y niñas, de nuestros adolescentes, jóvenes y adultos, de nuestros mayores, la calidad de nuestras escuelas, el mejoramiento permanente del conocimiento disponible para buenas intervenciones educativas, la participación en la vida democrática.

El debate
Discutir sobre la cantidad de horas para un área escolar, en este caso, la Educación Física podría ser muy rico pero también podría estar eludiendo o posponiendo el desafío lanzado desde el Congreso de Educación Física Escolar de junio: “debatir la Educación Física de la escuela, en la escuela y para la escuela”. ¿Es la cantidad de horas lo único a discutir? ¿Está planteado como debate, como aporte o como demanda sectorial y posición de fuerza? Vale la pena detenerse a reflexionar para mejorar la legitimidad de la discusión y su viabilidad.
Hay algunos elementos diagnósticos que no pueden soslayarse.
1. Los niños son seres en crecimiento, en etapa de aprendizaje, que necesitan una intensa actividad motora y mucho tiempo dedicado al juego, resolviendo situaciones sociales con otros. Desde las salitas del Nivel Inicial, pero particularmente en la escolaridad primaria, se configura una aptitud para el aprendizaje, tanto en lo motor como en lo intelectual y social irrecuperables en otras épocas de la vida.
2. La vida social es cada vez más compleja y mal distribuida. Los niños, futuros ciudadanos de una sociedad democrática, necesitan de una formación en conocimientos cada vez más amplia y profunda, incorporando saberes diversos, pero no como una colección de informaciones sino con carácter crítico. Aquí el lugar de la escuela y de los docentes es irreemplazable. Conocimientos como lenguajes artísticos diversos, idiomas, sistemas de pensamiento, ciencias matemáticas, naturales y sociales son imprescindibles para el desempeño social y laboral de los niños y niñas. En la misma jerarquía, los saberes ligados al cuerpo y el movimiento, el conocimiento crítico de las posibilidades de acción corporal y de cuidado y ampliación de la salud, forman parte de lo que los niños deben conocer y sólo la escuela está en condiciones de proveer. Pero por sobre todo, el conocimiento y las representaciones originadas en el marco escolar deben ser útiles para que los niños y niñas aprendan a vivir en la sociedad que les toca y a producir una mejor, con más justicia e igualdad, a construir la verdadera democracia.
3. Los modos urbanizados y automatizados de vida, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, generan efectos nocivos para muchos hábitos saludables descendiendo los niveles de actividad física y de juego de movimientos de la población; particularmente alarmante en niños y jóvenes. Asociadas con estas características sociales se han descripto diversas “enfermedades de la civilización” con consecuencias graves para la salud y la economía de las poblaciones (sedentarismo, obesidad, riesgo cardiovascular, diabetes, limitaciones articulares, problemas óseos, bajo rendimiento y ausentismo laboral, aburrimiento, anorexia…)
4. La AFM (actividad física motriz) regular, está siendo cada vez más inaccesible para sectores amplios de la población, que pasan a formar parte del “público de riesgo” y pierden partes significativas de su posibilidad de “alfabetización corporal y motriz” y por lo tanto su disponibilidad para el juego y el movimiento.
5. Los medios de comunicación de masas son cada vez más influyentes a la hora de “formar consciencias”, de establecer patrones de comportamiento (sedentarizado), de limitar o condicionar los modos de representar la realidad.
Estos elementos deberían servir para replantear el lugar de la escuela en la sociedad, el valor del vínculo docente/alumno, del conocimiento, de la necesidad de inclusión, de la justicia escolar y, de la duración de la jornada, pero también del lugar de las diferentes áreas del conocimiento y de la actividad escolar. La Educación Física participa de estos mismos problemas. Y de otros que no podemos incluir en este breve texto.
Seguramente no es una estrategia inteligente o con posibilidades de éxito el plantear el pedido de más horas para un área, sin valorar la situación y sin argumentos centrados en el interés de los alumnos y alumnas. Podría interpretarse como una defensa aislada o corporativa del puesto de trabajo. Es necesario pensar simultáneamente en la calidad de lo que se propone, en la defensa de las formas democráticas de enseñar y en participar de modos creativos y positivos en la escuela.

Los asuntos
1. ¿La cantidad de horas de movimiento es importante?
Sí, es fundamental para los niños; pero se puede pensar en alternativas que no resten a otros, sino que sumen, más allá de la carga curricular. Otros cargos serían posibles y deseables y los nuevos profesores, formados en una concepción amplia de sujeto, de movimiento, de juego y expresión pueden ocuparlos, para dar lugar a una mayor cantidad de tiempo dedicada al juego y al movimiento en la escuela.
Se está discutiendo una nueva caja curricular en Primaria que establece un mínimo de 1 hora (como estaba hasta ahora) y un máximo de 2. Esa segunda hora entra en el juego de la propuesta, de la justificación, de los proyectos, de convencer a los otros actores del sistema, de generar experiencias significativas entre los niños… Es una hora que nos desafía, que nos reclama como sujetos activos, que realicemos propuestas.
En la misma línea, podrían pensarse alternativas para diseñar “recreos activos”, horas de juego con los maestros de aula, talleres opcionales, actividades expresivas o deportivas extracurriculares con docentes, modos diversos de asegurar una “carga de AFM imprescindible. Es necesario aprender a gestionar proyectos, a articular con otros, a capacitarse frente a nuevos desafíos.
En el Séptimo año, hoy Primero de la Secundaria, se están planteando tres horas cátedra, 120 minutos de actividad, lo cual mejora la cifra histórica. Los 6 años de Secundaria adoptan esta carga (recuperando algunas modalidades que habían perdido horas en los ´90). Esto nos pone frente a nuevas preguntas: ¿es conveniente agrupar en 2 encuentros de 60 minutos o de otro modo?; ¿seguiremos manteniendo la separación por sexos recortando una rica experiencia social a nuestros púberes y adolescentes?; ¿estaremos maduros para negarnos a aceptar las presiones para seleccionar y acompañar estudiantes que representan a la escuela en competencias, dejando a los que más necesitan sin su frecuencia óptima de Educación Física?; ¿enseñaremos y controlaremos la ampliación de la actividad física fuera de los horarios obligatorios? Podrían pensarse proyectos “tercer movimiento”, por la cual los estudiantes secundarios tienen aparte de sus dos clases de 60 minutos Física con el profesor, una tercera posibilidad por acuerdo entre alumnos practicantes, la escuela, los clubes y municipios.
2. ¿La calidad es importante? También y cada vez más. Calidad es proponer clases y contenidos variados, que amplíen la variedad de los conocimientos de los niños y adolescentes, que incluyan a todos y todas, que ayuden a cada uno/a a mejorar su relación con el cuerpo y el movimiento, estimulando las funciones orgánicas, cognitivas, emocionales y sociales, que incluyan adecuadas evaluaciones e informes sobre los progresos y dificultades de los alumnos. Es revisar los modos de enseñar y de conducir los grupos, para que logren aprendizajes duraderos. Podrían pensarse colectivos de desarrollo curricular, como formas de trabajo cooperativo de los mismos profesores para el diseño de propuestas didácticas y su evaluación; para la implementación de eventos recreativos y deportivos inclusores, para la difusión de los conceptos y normas de salud y seguridad en la escuela, para jerarquizar la función de la AFM en la gente, para brindar a los colegas docentes de otras áreas experiencias personales y didácticas corporales enriquecedoras. Sería necesario revisar los modos solitarios y competitivos de actuación, el encasillamiento en escasos contenidos durante toda la escolaridad, recurriendo a la amplitud de prácticas corporales disponibles. Seguramente muchas experiencias que aportan a la calidad se vienen haciendo, es necesario documentarlas y transformarlas en material de estudio y difusión para fortalecer la Educación Física en todas las escuelas.
3. Finalmente, ¿de qué Educación Física hablamos?
Además de la cantidad de horas, la estructura de cargos sobre la que habría que realizar propuestas y de la calidad de las clases, está en juego una concepción de la Educación Física: si seguimos entendiendo el área como una instrucción, un proceso de entrenamiento para mejorar ciertas funciones, no hay tiempo escolar que alcance. Es necesario transformar la Educación Física en un área del conocimiento escolar, que brinde a los alumnos herramientas para ser los protagonistas de la AFM saludable que necesitan para su vida. Allí radica una de las mayores deudas que aún hoy mantenemos con la sociedad y con la escuela. No podemos permitir que se siga confundiendo la actividad física, en sus diversas manifestaciones, con la Educación Física. La Educación Física no es meramente la sesión de AFM sino el espacio que enseña a los sujetos a vincularse con las prácticas motrices, crítica, reflexiva, fundamentadamente. Que ayuda a los estudiantes a recuperar el placer lúdico y la satisfacción por moverse. Si hablamos de adultos, sabemos que el requerimiento de AFM sana necesita un tiempo , que puede resolverse con tres sesiones semanales más una actividad diaria de baja intensidad (caminar algunas cuadras, moverse por el trabajo, desplazarse en bicicleta, jugar con los hijos, hacer actividades hogareñas que los saquen del televisor, entre otras), pero tratándose de niños y adolescentes, sabemos que ellos necesitan una actividad física y una dosis de juego continua, permanente, todos los días, esto es un factor imprescindible en el crecimiento armónico y feliz. No hay Educación Física escolar que pueda sostener esta AFM diaria, intensa, variada, lúdica sin reducir otras necesidades de los niños en las escuelas. Ellos deben aprender una amplia gama de conocimientos y desarrollar múltiples capacidades también importantes para su vida, en un mundo cada vez más complejo e injusto. ¿Hay que elegir entre el inglés y la Educación Física?;¿entre los lenguajes expresivos y la práctica deportiva? No, este planteo está destinado al fracaso y al desguace de la escuela o del niño. La Educación Física no puede seguir siendo vista como ese único espacio de AFM, sino realmente como una enseñanza para la vida, dando las herramientas cognitivas, experienciales y críticas a los niños para que sean capaces de diseñar y sostener una AFM de calidad, siempre.
Por otro lado, nuestra preocupación como profesores y la de las instituciones en las que nos juntamos o formamos, debería estar orientada a la crítica permanente de las políticas públicas, generalmente clientelísticas, la revisión de los espacios públicos urbanos, que son insuficientes y no resultan eficaces para garantizar el derecho de toda la población a una AFM sostenida, gratuita y de calidad. La Educación Física escolar puede ayudar a articular las políticas educativas con el resto de las políticas públicas para garantizar derechos. Y el profesor de Educación Física su principal animador. ¿Nos hacemos cargo?

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